domingo, 10 de mayo de 2015

Palacio Presidencial (Carondelet)


La sede de la Corona española en la Audiencia de Quito funcionó cerca del convento e iglesia de La Merced (actuales calles Cuenca y Chile)  hasta alrededor del año 1611, cuando murió don  Diego Suárez de Figueroa, secretario de la Audiencia, quien era dueño del palacio edificado en la plaza central. Don Juan Fernández de Recalde, presidente de la Audiencia, en ese entonces, informó al rey que dicho inmueble se encontraba en remate y la Corona lo adquirió.

Tiempo después, el sucesor del presidente Recalde, don Antonio de Morga, informó al rey que las Casas Reales eran indignas de llevar ese apelativo, pues eran estrechas y muy viejas, por lo que propuso comprar las casas adyacentes. El terremoto de 1627 forzó a comprar los edificios vecinos, que por su vetustez fueron reedificados de cantería y ladrillo. De allí en adelante el poder de la Audiencia se radica frente a la Plaza Mayor.

En el año 1799 el Barón Luis Héctor de Carondelet es designado presidente de la Audiencia y en el año de 1801 contrata a Antonio García, de origen español, quien bajo la dirección del Barón de Carondelet realiza los trabajos de readecuación y mejoras  en el Palacio de la Audiencia y en la Catedral, además dirigió los trabajos en las arquerías del alcantarillado y en la refacción del edificio de la cárcel.

Durante la época republicana los presidentes constitucionales, interinos y dictadores han despachado desde este edificio, que es la sede del Gobierno de la República del Ecuador. Además, en el tercer nivel del Palacio se encuentra la Residencia Presidencial, en donde vive, opcionalmente, el Presidente de la República.

El palacio de Carondelet, símbolo del Poder Ejecutivo y custodio de la historia democrática del país por 264 años, se ha convertido en la representación de la imagen del presidente Rafael Correa. Desde el 2007 el sitio se convirtió en una galería que permite a los turistas admirar los casi 1.200 regalos que el jefe de Estado ha recibido de los gobiernos de otros países.

El relato histórico se limitan a tres aspectos: el significado de un mural elaborado por el maestro Oswaldo Guayasamín a base de vidrio de colores, que detalla el descubrimiento del río Amazonas por parte de Francisco de Orellana; el origen francés de dos enormes lámparas de vidrio de color blanco que datan del siglo XVIII y que iluminan el Salón de Banquetes y el Salón de los Presidentes; y datos del oratorio que implementó el expresidente Sixto Durán-Ballén.

El palacio posee tres pisos: el primero lo ocupa la Casa Militar, la Sala de Prensa, la Secretaría Jurídica y otras oficinas; el segundo, el despacho presidencial, la oficina de la primera dama, la Secretaría Particular y aquella de la Administración Pública, los salones de Gabinetes, Banquetes y de Presidentes (más como el Salón Amarillo); y el tercero está designado únicamente a la Residencia Presidencial, “que el mandatario ha decidido no ocuparla”, aclara el guía a los turistas.


Pero el eje de esta exposición, denominada el ‘Ecuador es de todos’, es para exhibir los obsequios que el mandatario ha recibido y que están celosamente guardados en vitrinas de vidrio con luz tenue para evitar su deterioro.

De estos, el que más sorprende es un reloj de oro adornado con diamantes azules, donado por el gobierno de Rusia, que está en la Sala de Banquetes. A estos se suman monedas de oro y plata, artesanías, vasijas de porcelana, entre otros.


El recorrido continúa hacia el Salón de los Presidentes, que guarda en una de sus vitrinas el reconocimiento Honoris Causa que Correa recibió de la Universidad de Illinois (Estados Unidos) por ser un destacado alumno. Si bien el mérito constituye un logro personal, reposa en Carondelet como uno de los símbolos presidenciales.


El instructor explica que todos los objetos “se dejarán aquí para que contribuyan al acervo cultural, ya que el presidente no se los va a llevar al terminar su gestión; al contrario de los otros mandatarios que los obsequios que recibían se los llevaban”.
En las paredes del área cuelgan retratos de 44 exjefes de Estado contados desde la época republicana. El cuadro que llama la atención a un grupo de 20 turistas es el del expresidente Abdalá Bucaram, cuyo fondo blanco contrasta con los colores negros y azules utilizados por los otros mandatarios.


En el palacio de Carondelet reina un ambiente de silencio. Sus huéspedes más importantes son el jefe de Estado y colaboradores como Alexis Mera, secretario jurídico, y Vinicio Alvarado, secretario de la Administración Pública, quienes mantienen reuniones y conversaciones sobre el proyecto político, que no siempre trasciende a la esfera pública.


UBICACIÓN: Calle García Moreno entre Chile y Espejo (Centro Histórico)
HORARIO: lunes a viernes de 09h30 a 13h00, y de 15h00 a 17h00.
COSTO: Entrada Libre


No hay comentarios.:

Publicar un comentario